Introducción a la Kabalá (2)

¿Cómo se estudia el orden de las ramificaciones? Estas raíces también se activan de forma particular, este es el caso del tzadík-justo en cada generación, que llega a descubrir al Creador en todo lo creado en este mundo. Por lo menos hay un tzadík en cada generación que puede llegar a ese nivel de desarrollo y percibe completamente todo lo que se puede conocer en la Creación.

¿Cómo se consigue? Hay dos sistemas que son paralelos, son iguales, como dos gotas de agua; el primero actúa de arriba hacia abajo, desde la plenitud hacia la carencia, desde Ein Sof, infinito, hasta nuestro mundo, Olam haAsiá que es el único mundo material. Ese primer sistema empieza en la Creación de todos los mundos y se va ramificando mediante leyes específicas hasta llegar a este mundo. Dentro de este sistema vemos los cinco Olamót-mundos que son completamente espirituales y elevados, y una ínfima parte del mundo menos elevado, el único material que sería nuestro mundo, Olam haAsiá. Este también incluye todo el cosmos: las galaxias y todo lo que no conocemos que es material.

Por material entendemos todo aquello que puede ser percibido por medio de nuestros cinco sentidos. Por lo tanto, sin un desarrollo adicional, estos no pueden captar nada que sea espiritual. Lo material ocupa espacio y lo espiritual no; lo material ocupa tiempo, lo espiritual es eterno, carece de tiempo; lo material tiene cambios de forma mientras que lo espiritual no cambia nunca.

Si por ejemplo nos acercamos a la mesa que mencionamos al principio, donde había aquéllos libros escritos en folios y no nos gustaron y decidimos quemarlos, quedarán sólo cenizas: eso nos demuestra que es material. En lo espiritual no hay cambio de forma.

Los cinco mundos se dividen en Partzufím, sistemas que están incluidos en cada uno de los mundos, también hay diez sefirót que son la base de todo esquema.

En resumen, el primer sistema que va de arriba hacia abajo, desde Ein Sof, desde el principio de toda la Creación, está compuesto por Olamót, Partzufím, diez sefirót, entre otros.

El segundo sistema va de abajo hacia arriba. Abajo significa el punto más bajo de la Creación que es nuestro mundo, el mundo material y desde ahí el segundo sistema se eleva hasta Ein Sof. Lo hace exactamente a través de los mismos caminos que aparecieron en el primer sistema.

Vemos como desde el origen de la Creación se van desarrollando caminos específicos por los que hay ramificaciones que llegan a este mundo. El segundo sistema empieza en cada uno de nosotros, y mediante un trabajo espiritual de pensamiento, habla y acciones durante la vida vamos refinándonos, por medio de la Torá y las mitzvót, y elevándonos hasta Ein Sof.

Si todo fue creado para el ser humano, y a este planeta apenas lo conocemos, ni tampoco a su galaxia, y aún menos sabemos de las otras galaxias, ¿cómo puede ser que también los mundos espirituales, que ni siquiera tenemos conciencia de que existen, fueran creados para el ser humano, un punto diminuto en el planeta?

El trabajo del ser humano es elevarse por unos caminos que ya están perfectamente trazados y estructurados hasta el nivel máximo de su objetivo que es descubrir al Creador en este mundo. La sabiduría de la Kabalá, que abarca todas las sabidurías del mundo, posibilita al hombre el entendimiento claro del funcionamiento de todos los mundos espirituales y de este mundo material.

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Extraído del curso Introducción a la Kabalá impartido por Rav David Scher en cursos halel www.halel.org © del autor 2011. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este texto puede ser reproducida de ninguna forma sin previa autorización escrita de los propietarios del copyright: ravdavid@orpnimi.org.il