Introducción a la Kabalá (3)

Tomemos como ejemplo un animal, cuyo objetivo es mantener la supervivencia de la raza, algo tan simple como subsistir, desarrollarse y asegurar la continuidad de la especie; vemos que aunque sea muy pequeño,  va a exigir un cuerpo dotado de miles de funciones, algunas de las cuales conocemos pero la mayoría aún no. Todavía hay muchas preguntas que la ciencia no puede responder; y hay muchas más en la Creación que ni siquiera las podemos formular porque no somos capaces de imaginarlas.

El petróleo se conoce desde hace muchos años, pero la tecnología para extraer los plásticos de éste es algo relativamente reciente. Como la tecnología no había llegado a ese punto de desarrollo, aún no existían los kelím-instrumentos apropiados. Nadie podría entonces haberse imaginado que los plásticos y derivados del petróleo serían realidad. De la misma forma, nosotros percibimos la realidad de hoy sin imaginarnos el provecho que podríamos obtener de cada elemento en el mundo. Y eso es porque todavía no hemos logrado llegar ese nivel de imaginación.

Si un animal tiene un organismo compuesto por miles de funciones complejas y precisas, sólo para que pueda vivir y reproducirse, imaginemos cuál será la complejidad del ser humano que tiene que descubrir al Creador en el entramado de tantas ramificaciones que constantemente están en movimiento y en desarrollo. Podríamos preguntarnos por qué el objetivo lleva tanto tiempo, miles de años. Si sólo existen el Creador y la criatura, ¿por qué tardamos tanto en desarrollarnos y alcanzar el nivel en que podamos conocer al Creador?

Eso se debe a que hay una gran diferencia en cómo se percibe lo material y lo espiritual; lo material se percibe en un instante; cuando una persona da un objeto al prójimo, en ese mismo momento lo ha recibido. En lo espiritual hay leyes un poco distintas, porque lo que se recibe se puede percibir en cien años después. Se recibe cuando el nivel refinado de la persona pueda captar lo que ya existe. Y el tiempo que vamos a tardar en desarrollarnos hasta que lleguemos al objetivo, está relacionado con el nivel de nuestro refinamiento.

Hay personas que pueden subir las escaleras de los niveles espirituales muy deprisa y a otros les puede llevar mucho tiempo; no depende de los pies, sino del corazón, del deseo, de la potencia de éste ¿Con cuánta fuerza queremos llegar al objetivo? Se pueden adquirir niveles en un día o en 1.248 años. No depende de Quien da, sino de quien recibe. Es decir hay que considerar el desarrollo de cada cual.

El primer sistema, que va de arriba, Ein Sof, hacia abajo, está para dar un espacio a todos los niveles posibles que haya adquirido el ser humano, para que por medio del segundo sistema, que va de abajo, Olam HaAsiá, hacia arriba, el hombre empiece a elevarse y encuentre su lugar. Todos los eslabones están dispuestos para que el ser humano pase por ellos. En el momento que acceda a un eslabón, tendrá todo lo necesario para subsistir en ese nivel y le darán la fuerza necesaria para que acceda a un nivel más alto; en ese nuevo nivel pasará lo mismo, y así sucesivamente. Hay muchísimos niveles, quizá por eso se necesita tanto tiempo.

Subir despacio o rápido depende del corazón de cada uno pero es imposible saltar niveles, hay que pasarlos todos. El camino es uno y único y ya está preparado. Para llegar a un nivel determinado, sólo hay una opción: pasar por el nivel anterior a ese, y así sucesivamente.

Hemos dicho que el primer sistema está compuesto por olamót-mundos, pero olám en hebreo también quiere decir heelém/oculto, significa que la plenitud va ocultándose a medida que desciende y llega a este mundo donde no se percibe absolutamente nada espiritual. El or-luz del olám se va ocultando para que pueda también ser recibido por quien tiene un nivel menos elevado. Hay quien puede recibir el or en un nivel muy potente, pero otros tienen que protegerse. No se puede mirar al sol sin un filtro especial. Para que el or nos llegue a todos, se oculta de forma gradual y esa es la estructura de los olamót. Cada uno determina un nivel específico de or.

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Extraído del curso Introducción a la Kabalá impartido por Rav David Scher en cursos halel www.halel.org © del autor 2011. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este texto puede ser reproducida de ninguna forma sin previa autorización escrita de los propietarios del copyright: ravdavid@orpnimi.org.il